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sábado, 30 de marzo de 2013

LA AMISTAD Y LA ASERTIVIDAD

Se dice que la amistad, es una de las relaciones humanas más hermosas, cultivamos la amistad no sólo con nuestros congéneres, sino que también con el sexo opuesto. Y no por ello, significa que uno está enamorado de aquella otra persona, en el sentido romántico del amor. Claro que a veces, se da el caso en que uno amigo se enamora de su amiga. O al revés. Pero también s...e da, que la amistad puede unir con amor a dos personas de distinto sexo, sin que ninguno de los dos sienta una atracción física o romántica por el otro; por esto a veces si dice que la amistad es un "amor" del más puro.

En conclusión, la amistad no surge de un sentimiento de egoísmo o aprovechamiento. Aquello no es amistad, sino que solamente interés. Todo lo contrario, a lo que se puede pensar respecto de una amistad.

Virginia Satir compara el proceso de la Comunicación con una gran sombrilla que abarca e influye todo lo que acontece entre dos personas. Considera que, una vez que el individuo llega al mundo de la Comunicación, resulta ser “el factor más importante que determina el tipo de relación interpersonal que se vaya a tener con los demás”, por lo tanto la asertividad es la conducta humana más deseada ya que a través de ella se puede ser directo, honesto y respetuoso, mientras se interactúa con los demás.

La asertividad se define como una habilidad personal que nos permite expresar nuestros sentimientos, deseos, opiniones y pensamientos, en el momento oportuno, de la forma adecuada y sin negar ni desconsiderar los derechos de los demás. Es una manera de llegar a conseguir los objetivos que nos proponemos sin sentirnos incómodos por ello ni incomodar a los demás.

¿Y porque hablo de amistad y asertividad? Porque son cruciales para lograr entender lo que pretendo dar a conocer en este artículo:

Una noche en que me encontraba en clase en un tercer piso, se sintió un fuerte temblor el cual hizo que la gran mayoría de mis estudiantes en medio de gritos totalmente despavorid@s abandonar@n el salón buscando las gradas. Obviamente esta actitud no es sorprendente porque un temblor es algo de respeto que evidentemente causa temor y angustia. Lo que me sorprendió fue que en sus gritos clamaban a Dios pidiéndole ayuda y protección, cuando en días pasados habíamos cambiado impresiones sobre su fe, donde algún@s me dieron a conocer cuan alejad@s estaban de Él.

Que particularidad tan extraña que a veces tenemos los seres humanos, y es que así poco o nunca nos acordemos de Dios, justo cuando necesitamos de Él le clamamos e imploramos por su ayuda, en muchos casos casi siempre lo hacemos cuando estamos viviendo épocas duras con muchas dificultades, y lo maravilloso es que a pesar de ello, Él en su santa y grandiosa misericordia escucha esos clamores y nos acoge proporcionándonos oportunidades de cambio.

Al reflexionar sobre esto, me pregunto ¿No sería más fácil, lograr su ayuda si siempre le recordáramos y estuviéramos en permanente comunicación? Dios en su grandiosa espiritualidad y omnipotencia siempre nos da nuevas oportunidades lo cual debemos agradecerle a diario.

Como en el ejemplo anterior, de igual forma en la vida constantemente vemos y conocemos de amistades que se nos extravían de un momento a otro, que pasan por nuestras vidas como cometas fugaces, porque así como llegaron se van. Son ese tipo de amistades que aun viviendo en la misma ciudad se pierden de nuestro panorama y rara vez las encontramos, a veces les marcamos o les enviamos mensajes y jamás responden y si por eventualidad coinciden con nosotros en algún lugar, escasamente nos saludan y casi nunca nos hablan, o es decir, sí nos hablan y hasta nos llaman ¿Pero cuando? Generalmente nos hablan cuando necesitan un favor nuestro; son ese tipo de amistades que nos buscan solamente para pedirnos favores, para que les sirvamos de testigo, fiador o que se yo, para que donemos sangre o para que les ayudemos a hacer el trasteo, empujar un carro varado, etc.

En estos casos y como infortunadamente no podemos compararnos con Dios, porque somos seres humanos llenos de complejidades y defectos que hacen que los actos conscientes o inconscientemente realizados por otros nos causen dolor o sentimientos de tristeza, más que todo cuando son de personas allegadas a nosotros lo mejor que podemos hacer es ser asertivos.

¿Qué haces y dices cuando te encuentras en una situación como la anterior?

¿Callas y prefieres no manifestar nada?

¿Te exasperas y le reclamas agresivamente por su conducta?

¿Hablas con la persona en buen término tratando de dejar las cosas claras?

Ten en cuenta que la persona realmente asertiva siempre utilizará la tercera opción, buscando el momento adecuado, hablando normalmente de forma específica y sin prejuicios, identificando, reconociendo y evaluando lo que cree, piensa y siente.
 
Ahora que si nos decidimos a ser totalmente asertivos y le preguntamos ¿Oye que te pasa, porque te comportas así? ¿Preciosa, dime si te ofendí? ¿Te hice algo? ¿Por qué has cambiado? etc., y simplemente te responden: ¡Jummmmm, tu sabes que yo siempre he sido así! Quizá esa persona no conoce el manejo de la asertividad y por lo tanto lo mejor que puedes hacer, es pedirle a Dios por ella y poco a poco sacarla de tu vida porque ese tipo de amistad no es recíproca, de pronto hasta te hace daño como persona y seguramente tu vales mucho para seguir poco valorad@ pero si utilizad@.

¡Ojo amig@! No te estoy pidiendo que le guardes rencor a esas amistades que sólo te buscan cuando requieren suplir una necesidad, pero si debes analizar que si esa amistad no tiene la personalidad suficiente para enfrentarte y decirte pasa esto o aquello, realmente no vale la pena, porque así no lo comprendas solamente te utiliza y eso no es bueno para tu autoestima. No creas que tal vez no te vayas a sentir mal por apartarte, pero indudablemente será mucho mejor sentirte mal por un tiempo que sentirte mal constantemente.

Nunca culpes a los demás por tu situación. Eres lo que eres por tu propia decisión. Trabaja cada día por edificarte a ti mismo, procurando una vida sobria y sin rencores, odios y ambiciones. Haz a un lado el pesimismo, mira hacia arriba y aférrate a Dios.

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